La apitoxina

Apitoxina: Medicina Natural Alternativa
La Apiterapia es un tratamiento 100% natural que se realiza con el objetivo de recuperar la salud y tratar enfermedades a través del uso del veneno de la abeja, también conocido como Apitoxina, en conjunto con los demás productos de la colmena. A través de la Apiterapia el paciente puede obtener los mejores resultados sin sufrir las contraindicaciones de los tratamientos químicos ni los indeseados efectos colaterales.

El ser humano es cada día más consciente de la necesidad de estar en equilibrio con la naturaleza para llevar una vida saludable, por consiguiente la tendencia a utilizar  productos naturales con fines terapéuticos aumenta cada día más. 
La Apiterapia forma parte de la medicina alternativa y es considerada una ciencia pues sus beneficios han sido comprobados científicamente obteniendo increíbles resultados.

 Los tratamientos con Apitoxina son bio-estimulantes, es decir, actúan simultáneamente en diferentes campos del organismo estimulándolo a mejorar sus funciones para lograr una pronta recuperación. De esta manera  las enfermedades se curan de manera integral dando paso a la salud y al bienestar de los pacientes.

La Apitoxina
La Apitoxina es el veneno de las abejas, es producido en las glándulas abdominales de las abejas obreras e inoculado como medio de defensa a través de su aguijón. Esta sustancia es utilizada con fines terapéuticos debido a sus cualidades analgésicas, antiinflamatorias, antibióticas, inmunoestimulantes y otras, por lo que la Apiterapia (terapia que se vale de la aplicación de la Apitoxina) es ampliamente recomendada en pacientes que sufren de hipertensión, trastornos reumáticos, artritis, artrosis, esclerosis múltiple, neuritis, dolores e inflamaciones de origen traumático y muchas otras afecciones. 

El aparato ovopositor de las abejas, que en la abeja reina se desarrolla como órgano reproductor, en las abejas obreras se desarrolla como aguijón haciendo posible la inoculación de la Apitoxina. Se ha comprobado que las abejas reinas también producen Apitoxina pero su falta de aguijón hace más difícil su extracción, es por esto que en la Apiterapia se prefiere utilizar la Apitoxina de las abejas obreras.

El nombre de la Apitoxina proviene del latín Apis = abeja y del griego toxikon = veneno, y es el producto segregado de dos glándulas, una ácida y una alcalina. El resultado es un líquido transparente de sabor amargo y olor a miel. Su composición química es compleja, contiene agua; melitina; lisolecitina; apamina; adolapín y dos enzimas (fosfolipasa A2 y hialuronidasa), además de ácido fórmico, ácido clorhídrico, y oligoelementos como hierro, yodo, potasio, azufre, cloro, calcio, magnesio, manganeso, cobre y zinc.

Historia
Se cree que la Apitoxina era utilizada en la antigüedad principalmente por sus efectos analgésicos y antiinflamatorios. Sus beneficios fueron descritos por Hipócrates, Aristóteles y Galeno; pero no fue sino hasta 1858 cuando sus efectos fueron clínicamente registrados por Demarti, un médico francés. En 1879 I.B Lubarski publicó un trabajo titulado “El Veneno de las abejas – un remedio” y en 1888 el médico y apicultor checo Philip Tertsch publicó en una revista de Viena, Austria, su primer tratado de Apiterapia convirtiéndose en el padre de la Apiterapia. Su trabajo se basó en años de observaciones a pacientes enfermos de reumatismo los cuales fueron tratados con Apitoxina. A raíz de los trabajos de Tertsch, la Apiterapia comenzó a extenderse por Europa y posteriormente al resto del mundo.


Apiterapia. Su trabajo se basó en años de observaciones a pacientes enfermos de reumatismo los cuales fueron tratados con Apitoxina. A raíz de los trabajos de Tertsch, la Apiterapia comenzó a extenderse por Europa y posteriormente al resto del mundo.